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Correspondencia

¿Salud mental?

Pando Orellana Luis A., Lecumberri Salazar Bertha

La llamada “salud mental”, más que nunca es una interrogante, en primer lugar en función de la definición de dicho término. En términos generales, podemos decir que la salud mental se refiere al equilibrio entre una persona y su entorno socio-cultural, es algo a lo que se aspira considerando que el término, en cuanto a salud, es muy desafortunado por ser más filosófico que médico, aunque no por esto deja de ser real. Desde el invento de la estadística que, por cierto, se considera uno de los diez logros más importantes de la medicina en el último milenio, una persona sana o enferma va de acuerdo a lo que la mayoría dice, lo cual es muy cuestionable y nos recuerda al Mundo feliz de Aldous Huxley, o bien a la obra de Ray Bradbury Farenheit 451 en donde ciertamente la mayoría enajenada aniquila la individualidad. Por otro lado, el neoliberalismo desalmado exalta los valores individuales que son privilegio de unos cuantos: muy pocos hacen sufrir a muchos; y a la historia contemporánea nos remitimos.

Eduardo Galeano, en su obra El mundo al revés, con su característico estilo de relatorías breves de lo cotidiano nos presenta infinidad de ejemplos en la que nos vemos reflejados en esta pérdida de identidad. Por ejemplo, la nacionalidad está dada por donde nacimos o por de donde venimos, o en la transnacional en que trabajamos: soy hijo de españoles, descendiente de sonorenses y de gente nacida en Ciudad Juárez; me eduqué en una escuela estadunidense, estudié en la UNAM y me posgradué en EUA, en México y en Canadá; ejercí desde la Selva Lacandona hasta hospitales ingleses. Entonces, ¿quién soy? Tengo varias nacionalidades y una nieta mexicana-suiza-francesa-española; ¿esto nos hace “globales” o esquizofrénicos? Porque ciertamente el elemento cultural con su relativismo nos identifica con un lugar, una familia y una nación en principio.

Regresando al tema de la salud mental, se ha intentado infructuosamente establecerla como una actividad médica en la que intervienen filósofos, filólogos, teólogos, psicólogos, antropólogos, sociólogos y médicos. Entonces, ¿qué es la salud mental? No se concibe como simple y llanamente “no estar loco”, por cierto, término popular y no profesional. Entonces el lenguaje nos lleva a tratar de delimitar médicamente qué es la salud mental.

La “salud”, de acuerdo a la OMS, es el completo estado de bienestar físico, psicológico y social, y no solamente la ausencia de enfermedad, por lo tanto, nadie está sano. Según el diccionario de la Real Academia Española, “mental”: (del latin mentalis), se define como “relativo a la mente”; “mente” (del latín mens, mentis), por su parte, es “la potencia intelectual del alma; designio, pensamiento, propósito, voluntad”. Ahora bien, ¿qué es alma? Del latín anima, “es la sustancia espiritual e inmortal, capaz de entender, querer y sentir que informa al cuerpo humano y con él constituye la esencia del hombre”, lo cual nos dice mucho y no nos dice nada. Por un lado, insinúa las funciones cerebrales superiores del hombre y por el otro habla del hombre y su entorno y, finalmente, nos lleva al mundo de lo etéreo.

De esta forma, “salud mental” es todo y nada, De acuerdo al uso y la costumbre, se entiende como la comunicación armónica entre el individuo, su familia y la sociedad para efectos de productividad. ¿Es posible encontrar una definición más afortunada? En primer lugar no cabe llamarle “salud” porque ésta es imposible, o caemos en la estadística de lo que dice la mayoría, que bien puede no funcionarme a título individual, donde mis funciones cerebrales superiores que son la consciencia, la orientación, la atención, la inteligencia, la memoria, el lenguaje, la abstracción, el afecto y sus interacciones me caracterizan y me diferencian en función de mi entorno, de mi cultura y de las transnacionales.

Una definición afortunada sería aquella que se refiera a la salud o la enfermedad de las seis capas de la corteza cerebral que con sus conexiones a niveles superiores e  inferiores hacen posible todas las manifestaciones que acabamos de señalar junto con la interacción con nuestros pares, es decir, otros seres humanos, y la sociedad misma.

Proponemos entonces, una definición holística a partir de términos tales como cognición, conjugación, sintaxis, homeostasis y homeorrexis: sintaxis (del griego sintasis y del latín sintaxis) es “la parte de la gramática que enseña a coordinar, unir y expresar conceptos de manera lógica, estableciendo figuras de construcción para expresar el pensamiento”: Desde un punto de vista médico, se puede entender como la parte que se ocupa de entender, coordinar, unir y expresar conceptos, afectos, pensamientos y acciones para que una persona pueda comunicarse con sus pares.

Cognición (del latín cognitio), viene del concepto de consanguinidad (lo que nos hermana a todos), que es acción y efecto de conocer (del latín cognoscere), entendido como “averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas”. Por su parte, conjugar (del latín coniugare) se define como “cotejar, comparar una cosa con otra, combinar varias cosas entre sí, poner o decir en serie ordenada las palabras en sus modos, tiempos, número y personas”. Por último, la homeostasis es la estabilidad o equilibro en la regulación de las funciones de un sistema, mientras que la homeorrexis son los mecanismos correctores en la pérdida de la homeostasis

A partir de estos conceptos podemos establecer una definición más adecuada para el término “salud mental” para dar cuenta de las funciones cerebrales superiores que como parte de la filogenia y ontogenia del sistema nervioso central se resumen en el balance entre la razón y el afecto que, junto con la cognición, le permiten al individuo vincularse con sus pares a través del lenguaje en sus múltiples manifestaciones.

Salud mental es, por lo tanto, la sintaxis de las funciones cerebrales superiores en la búsqueda de la homeostasis y homeorrexis que tienen como resultado la cognición, el pensamiento y el afecto que le permiten al individuo insertarse en la sociedad y sus culturas.

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