Al referirnos a la prevención en Neurología resulta imperioso el aludir a la poliomielitis, el tétanos y la rabia como ejemplos, harto gráficos, de lo que se puede lograr mediante el simple uso de sueros y vacunas para resolver problemas que eran mortales de necesidad o causantes de secuelas importantes y que ahora pueden evitarse por completo.

Por otro lado, debemos recordar que para algunos males que afectan al cerebro y la médula como los tumores y los trastornos degenerativos no existe todavía una forma de prevenirlos y para otros que son parcialmente evitables como la enfermedad vascular cerebral se requiere de algo más que aplicar una vacuna, un antídoto o un procedimiento específico una vez identificado el agente causal, como se hace en salud pública. Para la prevención de muchos padecimientos del sistema nervioso sin un agente causal plenamente identificado, es necesario conocer su historia natural para aplicar medidas de prevención secundaria de acuerdo con el estado evolutivo en que la enfermedad se encuentra, después de establecer las acciones diagnósticas y terapéuticas.