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La toxina botulínica

Núñez Orozco Lilia
Rev Mex Neuroci 2009; 10(2)  : 73-74
Fragmento

La toxina botulínica es muy conocida por el público en general gracias a su uso cosmético. Cuando se le dice a los pacientes que tienen padecimientos en los que su aplicación es una alternativa terapéutica o la mejor que se pueda utilizar para resolverles su problema, se sorprenden y comentan que es llamativo que se utilice como tratamiento, si es útil para “planchar arrugas”, como han difundido las revistas frívolas.

Si bien planchar arrugas es un procedimiento terapéutico que alivia el sufrimiento del alma al mejorar la autoestima, como dice una connotada dermatóloga, dentro del campo de la Neurología tiene una gran cantidad de indicaciones, motivo muchas de ellas de análisis de la literatura para conocer el nivel de evidencia, muy de moda para usar o no un tratamiento en la actualidad.

El tiempo ha consagrado el uso de la toxina botulínica, con efectos dramáticos y espectaculares tales que en algunos casos como el espasmo hemifacial, no existen estudios controlados, precisamente por ese motivo. También hay indicaciones en las que el efecto es menos espectacular y por tanto discutible. Existen también guías emitidas por grupos neurológicos de otros países pero no teníamos guías emitidas por personas de nuestro país.

Durante muchos años solamente disponíamos de una presentación de la toxina, pero actualmente contamos con tres, además de las copias provenientes de China. Cada una tiene variantes en cuanto a su conservación, manera de reconstituirse, dosificación, efectos indeseables, y seguramente en efectividad, situación que apenas se está evaluando.

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