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Correspondencia

Carta al editor

Rev Mex Neuroci 2009; 10(3)  : 237-239
Fragmento

Estimada Dra. Núñez:

En abril del 2009, se publicó el Consenso Mexicano para la Aplicación de Toxina Botulínica en Padecimientos Neurológicos con los lineamientos para el manejo de las distonías cervicales, reconociendo el uso de Toxina Botulínica tipo A (BoNT-A) como el tratamiento de primera línea en los pacientes con Distonía Cervial (DC). El consenso se obtuvo a través del análisis de fuentes secundarias que mostraban las diferencias de eficacia y seguridad de tres tipos de BoNT-A.

El primer paso para una evaluación confiable es fundamentarse en información objetiva y sustentable. En este sentido, un primer punto es evitar utilizar información basada en supuestos. Dentro del campo de los padecimientos neurológicos se manifiesta la idea, ampliamente extendida en el sector médico, sobre la mayor difusión de la BoNT-A Dysport® en comparación a otras toxinas, Bajo ésta línea argumentativa se supone a la mayor difusión como una variable que aumenta el riesgo de producir mayores efectos secundarios. En este sentido, Ticket ha demostrado la presencia de importantes sesgos de confusión en la interpretación de estos datos; principalmente, porque se ha documentado que la diferencia en la frecuencia de los Efectos Adversos (EA) se encuentra asociada al uso inapropiado del ratio o en la técnica de aplicación, no a la mayor difusión. Además, no existe evidencia que confirme la mayor difusión y/o potencia de ésta toxina en humanos y hasta ahora, en ningún modelo en animales. De tal forma Pickett señala que, considerar la mayor difusión como una variable explicativa de los EA como la disfagia, representa obtener conclusiones en supuestos no probados y con sesgos de medición y confusión.

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